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Temprano en una cálida mañana de verano, la gente hacía cola ansiosa para entrar Acuario de Palma, un tesoro de Mallorca, abierto los 365 días del año, donde se muestran la vida marina y los animales marinos, junto con un programa de interesantes actividades educativas, sorprenden y deleitan a todas las edades. Pero lo que muchos no se dan cuenta es que, además del acuario, está la Fundación Palma Aquarium o Fundación Palma Aquarium, el centro oficial de recuperación y rescate de tiburones, cetáceos y tortugas marinas de las Islas Baleares.
Establecida oficialmente en 2016, la fundación se ha convertido en un socio fundamental entre las organizaciones españolas y europeas que se dedican a la conservación de los mares. Este pequeño equipo, dirigido por Debora Morrison, que durante 18 años ha trabajado en el acuario y luego con la fundación, no solo se esfuerza por crear conciencia e involucrar a la comunidad a través de actividades educativas como la limpieza de playas o la importancia de Posidonia (hierba marina de Neptuno) en el Mediterráneo, pero están desarrollando programas e infraestructuras esenciales para preservar la vida marina.
Las tortugas marinas son una parte principal de sus esfuerzos de rescate y recuperación en las Baleares. La especie de tortuga Caretta Caretta, (tortuga boba), que viaja desde el Atlántico hasta el Mediterráneo para alimentarse y anidar, necesita una fuerza considerable para volver a contracorriente y volver al océano. Con frecuencia, los nidos y los huevos pueden destruirse o saquearse en tierra firme, mientras que las crías de tortuga no son lo suficientemente grandes como para sobrevivir cuando vuelven a nadar. Uno de los principales culpables es el plástico y las redes en las que las tortugas quedan atrapadas y de las que no pueden salir. Si la fundación recibe un mensaje sobre una tortuga necesitada en algún lugar de las Baleares, el equipo sale a rescatarla. En las instalaciones de la fundación, que están ubicadas en un espacio subterráneo parecido a un garaje repleto de tanques y laboratorios, recientemente estuvieron ayudando a varias tortugas, incluida una tortuga muy grande cuyo caparazón fue dañado por la hélice de un barco, hasta especies más pequeñas que habían quedado atrapadas en un plástico y no podían nadar. Una vez que están debidamente rehabilitadas, son devueltas al mar.