En 1962, un grupo de familias mallorquinas se unieron con la idea de crear una organización que ayudara a apoyar a los miembros de su familia con discapacidades intelectuales. En lugar de crear una organización benéfica que recaudara fondos para ayudar en el día a día, tenían una visión muy progresista de crear una estructura que diera apoyo y sentido a la vida de sus familiares, y que les ayudara a formar parte del mundo cotidiano. Esta idea, visionaria no solo para la época en que se desarrolló, sino incluso para los estándares actuales, se convirtió en la organización socialmente progresista llamada Esment, que hoy atiende a más de 2000 adultos y niños en la isla, con casi 900 empleados.
Esment es una palabra mallorquina que significa hacer algo con cuidado, amor o atención, y este es exactamente el enfoque que ha seguido desde sus primeros días. Su misión es proporcionar recursos para que las personas puedan desarrollarse y tener éxito. «Tenemos la obsesión de que las personas se sientan vistas y respetadas y de que tengan ese sentimiento por sí mismas y por los demás», explica Mercedes Marrero Fuster, directora de comunicación de Esment.
Hoy en día, el «campus» de Esment incluye escuelas en Palma e Inca, donde las personas reciben educación y formación, restaurantes en Palma y Palmanova, una cafetería recientemente inaugurada en Inca y una nueva panadería en El Terreno, todos los cuales emplean a personas con discapacidades intelectuales, desde cocineros y panaderos hasta camareros. Además, está Casa Esment, básicamente la nueva sede de la fundación, inaugurada en 2019, donde confluyen todas sus ideas y proyectos.