Jul 9, 2024
Hotel de Mar: El hotel 'Chocolate' celebra 60 años
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Blaire Dessent
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Hotel de Mar: El hotel 'Chocolate' celebra 60 años
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Un tesoro arquitectónico modernista se encuentra en un afloramiento rocoso cerca de la playa de Illetas. Un sutil edificio cubierto de azulejos de chocolate negro que parece abrazar perfectamente la costa, consciente de su estatura pero dejándose mimar con el entorno. El Hotel de Mar, inaugurado en 1964, celebra 60 años con un nuevo libro que documenta la historia de la construcción del hotel.

Hace sesenta años, Bartolomé Buadas Mayol, propietario del Hotel de Mar, que eventualmente compraría el Grupo Meliá, quería construir un nuevo hotel «atemporal» que capturara el espíritu de estilo, viajes y diseño de la época. En lo que parece un movimiento bastante audaz e intuitivo, recurrió al arquitecto afincado en Barcelona, José Antonio Coderch de Sentmenat (1913-1984), cuya carrera estaba en auge gracias a edificios como la Casa Tapies (1960) y la Casa Uriach (1961). El estilo de Coderch se estaba haciendo más conocido y admirado, pero no por todos en aquel entonces, por sus formas racionalistas, sus volúmenes apilados y su visión única de integrar la estructura con el paisaje.

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El Hotel de Mar cuenta con 137 habitaciones y lo que quizás sea más impresionante de los diseños de Coderch es que cada habitación tiene vistas al mar. Para el arquitecto, esto era esencial: que todos los huéspedes tuvieran una vista, todos fueran iguales en su experiencia. Esto dio lugar a la forma escalonada única del edificio, que permite disfrutar de vistas al mar y al jardín y las piscinas circundantes. Son ideas visionarias como esta las que hacen que el Hotel de Mar, 60 años después, sea tan relevante e importante.

Junto con Coderch, los arquitectos y diseñadores afincados en Barcelona, Alfonso Milá y Federico Correa, se encargaron de la decoración interior de las habitaciones y los espacios sociales, incluida una llamativa sala de entretenimiento roja. Los diseños de Milá y Correa se adaptan perfectamente a la arquitectura y a la época. Muebles minimalistas pero elegantes, que incluyen lámparas de Miguel Milá, el hermano de Alfonso, cuya lámpara de pie TMC se puede ver en los espacios sociales del hotel.

Uno de los residentes locales, que estaba entusiasmado con este nuevo hotel, al ver cómo se construía desde su propio templo modernista en la ladera cercana, era Joan Miró. Pocos años antes, había encargado a José Lluis Sert que diseñara su estudio, una impresionante estructura escultórica modernista que es otra joya arquitectónica de la isla. Miró fue uno de los primeros huéspedes y un visitante habitual, y hoy en día, el hotel cuenta con siete de sus grabados en el vestíbulo, junto con materiales de archivo, como dibujos y libros, que marcan la historia de este hotel ahora icónico.

En un momento en el que Mallorca reflexiona sobre el impacto del turismo y su futuro en la isla, la celebración de este hotel sirve como una forma de pensar en el beneficio positivo que la industria a veces puede ofrecer, cuando se hace bien. El respeto por el paisaje, la planificación sostenible y a largo plazo, el aprecio por el lugar y la acogida de la comunidad, no solo por los huéspedes que se alojan una sola vez. ¿Quizás todavía podamos aprender algo del pasado?

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