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¿abías que hay cachalotes a pocos kilómetros de la costa de las Baleares? El cachalote, primo de Moby Dick, es el mamífero más grande del Mediterráneo. Imagínense que las hembras miden alrededor de 11 metros y los machos miden hasta 16 metros de largo, ¡del tamaño de un bonito velero! Pesan entre 20 y 50 toneladas. Se les reconoce por sus cabezas grandes: «Tienen el cerebro más pesado del mundo animal», explica Txema Brotons, director científico de Tursiops, una ONG creada para estudiar a los delfines y que se ha convertido en pionera en el estudio de los cachalotes en las Islas Baleares.
Estos animales salvajes son difíciles de estudiar porque pasan mucho tiempo bajo el agua y tienen una impresionante capacidad de movimiento. «Somos animales terrestres y no nos movemos muy bien bajo el agua», dice Txema. «No tenemos autonomía, velocidad ni visión». Esto hace que sea difícil conocer a estos extraordinarios animales. «Mientras que los cachalotes», explica el biólogo, «viven en zonas alejadas de la costa, a menos que la batimetría sea pronunciada y las grandes profundidades estén cerca de la costa. Son grandes buceadores. Se alimentan a 600 metros y pueden bucear aún más profundamente. A diferencia de los delfines, que comen los mismos peces que nosotros, los cachalotes se alimentan en un ecosistema, un nicho que no es explotado por el hombre». Por lo tanto, no se ven directamente afectados por la sobrepesca.
Durante las campañas de prospección, Txema y su equipo descubrieron una gran cantidad de crías de cachalote en el norte de Menorca. «Nos dimos cuenta de que se trataba de una zona de reproducción», explica Txema. Es uno de los recuerdos más conmovedores para Marga Cerda, licenciada en ciencias marinas y miembro de Tursiops desde 2013. «Hace unos años», recuerda, «vimos a una cría de cachalote acurrucada en nuestro velero; se quedó a la sombra del barco pensando que éramos su madre. Pudimos verlo de cerca. En el norte de Menorca vimos dos veces a recién nacidos, uno de los cuales aún tenía su cordón umbilical. Las crías de los cachalotes son un poco ajenas», dice el científico con una sonrisa.