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e sabe desde la antigüedad que los sentidos son puertas de entrada a nuestro corazón, el hogar de nuestra alma, conectados a nuestros órganos vitales y nuestras emociones. Para saborear de verdad una comida hay que activar todos los sentidos. La visión de colores vibrantes en un plato, el seductor aroma de las especias, la textura crujiente de un bocado fresco, la sinfonía de sabores en la lengua: todo esto evoca una experiencia que rara vez está tan presente en otros aspectos de la vida, y hay muchas maneras de sacar provecho de ello y, quizás, añadir más calidad a nuestra vida.
Un bocado de un postre de chocolate, por ejemplo, no es solo comer un postre, sino que podría considerarse una rica experiencia meditativa. El sabor agridulce del chocolate, los profundos matices de pistacho con sabor a nuez, la suave acidez de las ciruelas, el brillo y la ralladura de la cáscara de naranja: cada capa es un recordatorio de que la alegría se encuentra en los detalles, en los placeres sutiles.
Este rico y cremoso postre tiene un equilibrio perfecto entre chocolate, base de nueces y un toque sorprendentemente eufórico de sabor invernal a canela y naranja. Al crear una receta de invierno, tengo en cuenta algunos elementos esenciales. En primer lugar, proporcionar una calidad cálida y nutritiva, que se consigue mezclando la rica calidez del chocolate negro con la naranja. En segundo lugar, utilizar ingredientes que estén profundamente relacionados con la estación invernal, como la canela, los frutos secos y las naranjas. La ralladura fresca de cítricos es mi forma favorita de aromatizar. La base cremosa de leche de coco de la ganache la hace lujosamente suave, a la vez que es totalmente vegetal y naturalmente libre de gluten. Es una receta de postre sencilla para la temporada navideña que se siente abundante y exquisita.
No dudes en jugar con los ingredientes. Algunas opciones pueden ser: arándanos, cáscara de naranja, pistachos, chocolate rallado, un chorrito de mantequilla de frutos secos o más fruta fresca.